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Viviendo en una burbuja…

Viviendo en una burbuja…

¿Habrás escuchado hablar de la película “El chico de la Burbuja de Plástico”?


Es un filme del año 1976, protagonizado por John Travolta, Robert Reed, Diana Hyland y Ralph Bellamy, cuya trama es de un niño que desde su nacimiento tiene una enfermedad auto inmune severa, que le ocasiona desde el inicio de su vida hasta su juventud a vivir confinado, alejado del contacto con el mundo exterior y así evitar contagiarse de algún virus común que, para él, podría ser mortal.


Es por ello que Tod, el nuevo miembro de la familia, al nacer con un sistema inmune enfermo, fue necesario que sus padres lo encerrerarán en una especie de burbuja de plástico estéril y así mantenerlo con vida, desde su nacimiento a través de una cesárea. Para que el niño estuviera protegido cada alimento, aire, ropa, juguetes tenía que estar previamente esterilizado y para poder abrazarlo o tocarlo se hacía mediante unos guantes, con el tiempo la burbuja plástica se fue adaptando de acuerdo a las necesidades del niño y del joven en el cual se convirtió.


Confinado en su casa, en su habitación sólo interactuando con sus padres, familiares, amigos, a través de la burbuja plástica, sin embargo sin poder tener un contacto directo con ellos, que le permitiera sentir el calor y el olor de cada uno de ellos y más aún sin saber lo que era respirar el aire fresco del lugar donde vivía o sentir sobre su piel la caricia del mismo, ni tan sólo pensar sentir el roce de las gotas de rocío de la lluvia o del mar, para nuestro protagonista Tod (Johh Travolta) era letal llegar a salir de ese aislamiento en el que vivía.


En esta trama, donde Tod crece y como todo adolescente se enamora, es incorporado al mundo del colegio primero a través de una conexión por televisión y posteriormente con un traje que le permitía salir de casa a salvo por unas horas.

Una gran decisión tiene Tod, el quedarse en su burbuja aislado de la gente que ama, sin un contacto físico, sin saber que se tiente respirar fuera de esa habitación de hámster o bien salir de ella y vivir el tiempo necesario para saber que es la vida afuera de esas paredes que a pesar de darle la vida al mismo tiempo se la arrebataba.


Cabe destacar que este film se basó en la vida real.


Puedes ver esta película a través de la plataforma de YouTube


Reflexión:


En este año donde hemos sido confinados a nuestros hogares, derivado de una pandemia que aqueja a nuestro planeta tierra, podemos pensar que estamos viviendo algo similar q Tod, el protagonista de la historia anterior, sin embargo nosotros hemos tenido el maravillo privilegio y bendición de saber lo que es un abrazo, una caricia, un beso, la compañía de familiares, amigos o hasta compañeros de trabajo, lo que es respirar el aire de una ciudad o del campo, sentir la brisa del aire y la lluvia que nos empapa, el sol en nuestra piel, el correr de un lugar a otro sin parar, porque siempre habíamos vivido en el tic-tac del tiempo, sin pararnos a disfrutar los pequeños o grandes momentos que la vida nos da.

Hoy esa vida que a veces nos molestaba y que nos hacía sentirnos agotados, se ha vuelto tan deseada por muchos, aunque me atrevería a decir por todos, desde los adultos mayores, los niños pequeños y nuestras mascotas que solían tener paseos, nuestros horarios han sido afectados o mejor dicho toda nuestra vida; algunos se han llevado el resguardo en casa con paciencia, otros han caído en ansiedad o en depresión, muchos quizá estén teniendo problemas para poder dormir por las noches.

En el caso personal de esta colibrí, que le gusta volar por los cielos de la Ciudad de México, ha sido un momento de superación; a pesar de que tuve la oportunidad de ir a trabajar una o dos veces por semana para obtener el delicioso elixir de las flores que hay en el centro de la ciudad, el encierro me ha llevado a una descompensación de mis horas de sueño, mis alas se vieron afectadas con una contractura que no podían moverse y eso para una colibrí es muy peligroso, había empezado a somatizar el encierro en mí, lo que me llevo a cambiar mis pensamientos sobre el confinamiento y a preocuparme por sentirme bien aún estando dentro de casa.


¡Ah! porque también el salir a volar en el centro de esta Ciudad de México, ya no es igual, desde que salía de casa las calles de la colonia están vacías y la poca gente que camina no cumple con las normas de seguridad, casi no hay transporte, en el metro no tuve que correr por un lugar había suficientes, al llegar al centro podrías ver las calles completamente vacías de autos y de personas, los comercios que suelen estar abiertos desde temprano cerrados, no había de donde elegir para comprar algo para comer, las tiendas cercanas no tenían mucho para vender, los indigentes se veían cada vez más y más, además de que ahora se acercaban para exigir tu ayuda, todo eso hacía que mi vuelo tuviera turbulencia y se tornara triste.


Realmente he aprendido en este tiempo en casa, que la vida me ha regalado momentos maravillosos desde el primer día que llegue a esta dimensión hasta este día, y que el tener la libertad de ir de un lugar a otro, de abrazar, de expresar, de trabajar, de viajar, de sentir lo grandioso de un día soleado, de un día de campo, de la lluvia, de convivir son regalos que se deben atesorar pero no para guardarlos y vivirlos después, sino para vivirlos en el momento que se presentan, porque no se si mañana podré erguir mis alas y emprender el vuelo de un nuevo día y disfrutar de las maravillas que la madre tierra y la vida me dan.

Hoy te invito a quedarte en casa, a disfrutar de los momentos en ella, a atreve a leer un libro, a hacer una actividad manual, juega con tus familiares algún juego de mesa, platica con tus hijos, si te encuentras solo, escucha a tu yo interior, hazle caso, haz uso de las redes sociales con menor frecuencia, infórmate pero no te obsesiones con las noticias, ya que eso también te puede afectar, si sales de casa al trabajo o por la compra de insumos sigue las medidas de seguridad que nos han proporcionado las autoridades, recuerda que al cuidarte a ti, cuidas a tu familia y nos cuidas a todos.

Canaliza, en su caso, tu tristeza, tu ansiedad, tu depresión a través de una meditación, de hacer ejercicio, practica Ho’oponopono u alguna otra terapia holística que sea de tu agrado, baila, canta, pero sobre todo sonríe.


Recuerda, que si la vida te pone el pie tú desenvaina una sonrisa.



Saludos de


Nazaaha







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