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Cuando pasa el tiempo...

Cierro mis ojos y parece que fue ayer cuando solía caminar en el recreo y comer la torta con el frutsi que mi madre me ponía como almuerzo para ese momento de relax en la secundaria, lo cierto es que ya de aquellos momentos han pasado alrededor de 38 años, cuando por primera vez tuve ese encuentro con aquellas personas que dejarían una huella invaluable en mi vida y en mi corazón.


Algunos a pesar del rencuentro, decidieron seguir con su vida y su camino, otros seguimos también con nuestra maravillosa y bendecida vida, pero compartiéndola de una u otra manera, y entiendo que esas amistades tienen un valor incalculable, que es infinito.




A veces, suele pasar que por algún comentario nos alejamos de aquellas amistades que estuvieron en momentos que nos marcaron, que fueron un hombro en el que nos apoyamos para llorar, el abrazo que necesitábamos para continuar, las palabras o el silencio que nos hizo sentir el cariño, el afecto y que marco la diferencia entre el estar en el aquí y en al ahora.


Ahora no vestimos más el uniforme gris a cuadros, con la blusa o camisa blanca y el suéter verde, ni los zapatos de goma que solíamos llevar, hoy muchos de nosotros en nuestro cabello han empezado a aparecer destellos blancos, como copos de nieve, arrugas marcadas por sonreír, otras quizá por llorar o por hacer muecas, que marcan la entrada del otoño en nuestras vidas.



Hoy nos hemos reunido, agradeciendo a Dios por este regalo tan maravilloso llamado presente, en el cual nos permitió vernos una vez más, reírnos, disfrutar de la compañía, de compartir, de ser aquellos adolescentes una vez más.


Quiero agradecer al Restaurante La Paparrilla, por su cálida recepción, por su maravillosa atención, por hacernos sentir como en nuestra casa, por una tarde de bohemia, de amistad y mucha felicidad, además de felicitarlos por su Segundo Aniversario, porque estoy segura que serán muchísimos años más de éxito para quienes integran dicho Restaurante.






Además de todo, por su aniversario me tocó recibir un obsequio el cual fue seleccionado con el número 25, y la sorpresa fue una bolsa hermosa, muchas gracias a Fernando y a su esposa por el obsequio, vengan más años con bendiciones infinitas.







Hasta la próxima, recuerda "Si la vida te pone el pie, tú desenvaina una sonrisa"



Nazaaha

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