¿Sabías que?
Palabra Viva, es como se conoce al arte de contar cuentos.
Ana Padiovani enfatiza al describir el oficio de Cuenta Cuentos en que:
“…lo único necesario es tener un corazón de niño, tanto para contar,
como para escuchar, para poder instaurar ese instante único de
creencia en la ficción.”
Este arte es una costumbre muy antigua y es una de las artes tradicionales que hunde sus raíces en los orígenes mismos de la expresión articulada. Siendo un arte tan antiguo como la música y la danza, es de esperarse que desde tiempos remotos existen aquellos que aprenden el oficio de “Cuenta Cuentos”.
Sus antecedentes se sitúan en Eolia, Grecia, donde surge el juglar, y en la península escandinava. Según las investigaciones, se cree que durante la invasión de Roma existieron dos importantes escuelas de contadores de cuentos, una en Irlanda (Los Ollams) y otra en el país de Gales (Los Bardos). En china también existen datos provenientes de la época de las dinastías Ming-Qing, de un narrador llamado Liu Jingting (1587-1670). Sin embargo, más atrás en el tiempo, en las noches primitivas los nómadas creían que los jefes de la tribu y los narradores poseían capacidades divinas.
Lo importante es que, en su desarrollo a través de la historia del cuenta cuentos, es que no solo se ha encargado de entretener y divertir con su arte, también tiene a su cargo la conservación de las tradiciones de los pueblos y de igual manera de instruir a los jóvenes generación tras generación, en las riqueza del saber de sus ancestros mediante mitos y leyendas.
En la actualidad existen muchos géneros que puede abordar un cuenta cuentos: La anécdota, la leyenda, el mito, el cuento, fantasmas y sucesos paranormales, la fábula y el culebrero.*
