La Dicha y el Yo
Dice el Dalai Lama “Considero que el ´propósito de la vida es ser felices. Desde el momento en que nacemos, todos los seres deseamos ser felices y no queremos sufrir. Ni los condicionantes sociales, ni la ideología, ni la educación modifican esto. Desde lo más hondo de nuestro ser queremos encontrar satisfacción. Está claro que los seres humanos que habitamos esta tierra nos enfrentamos a la tarea de construir una vida feliz. En consecuencia, es importante descubrir que es lo que trae los mayores niveles de felicidad”.
Por supuesto que todos queremos esto. Pero recordemos que tenemos una brújula interna que distingue agrado de desagrado, atracción de repulsión, bueno de malo…y así seguimos acercándonos a lo que nos gusta…alejándonos de lo que nos disgusta y sintiéndonos bien y mal en el proceso. Resultado: dicha frugal, dicha temporal, dicha momentánea….y el yo con esto está contento.
Pero se olvida nuestra orgullosa mente, con sus diálogos internos, con su ruido, con sus opiniones, con sus filias y fobias, de una parte vital dentro de nosotros, se olvida del espíritu que nos orienta, silencioso creador y testigo de todo cuanto sucede bajo el sol.
El yo trata de encontrar protección y desconfía de lo que es, en lugar de amarlo. Prefiere lo que debería ser en lugar de lo que es.
Y vuelve a olvidar que el gran bienestar, el summun bonum de la dicha se encuentra en el amor absoluto, inclusivo, indiscutible, a lo que es, a lo que se presente en cada momento, más allá de los temores o deseos del yo. Esta es la tesis principal de todas las tradiciones espirituales y de sabiduría: que mejor sabe Dios lo que necesita el hombre que el mismo, y que todo, absolutamente todo, incluso aquello que no lo parece apunta a conservar y hacer florecer el resplandor de su alma.
La suma dicha o felicidad se gesta en un yo que alcanza la paradójica grandeza de ser pequeño y aprende a transitar el dolor de las penas inevitables en contacto con su ser más profundo.
¿Es que para muchos el preámbulo de la dimensión del ser, de la gran sonrisa, de la alegre irradiación, es una época de intenso sufrimiento? Y un día, por azar, vemos como se abre una puerta hacia otra dimensión. Vemos como se despiertan el amor en nuestros corazones, a la par que la paz en nuestros cuerpos y el silencio de nuestras mentes.
...y entonces podremos decir que eso es dicha!!!