¿Sabías qué?

El día de las Madres es el tercer día festivo más popular en el mundo, en primer lugar está Navidad y en segundo la Pascua. Esta celebración es de origen muy antiguo así que nos remontamos hasta la antigua Grecia en donde se realizaban festividades en honor a Rhea, la madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.

Sin embargo la festividad tal como la conocemos actualmente, se da en Inglaterra a partir del siglo XVII en donde debido a la extrema pobreza, las mujeres se empleaban en las casas grandes por algo de monedas, comida y techo. Los patrones otorgaban un domingo del año para que sus empleados pasaran todo el día con sus madres, permitiéndoles preparar un pastel con los recursos del patrón, hornearlo y llevarlo de regalo. Más tarde al colonizar Estados Unidos, algunos ingleses conservaron está tradición, pero en 1872 la escritora Julia Howe, convoco a una manifestación pasiva y una misa religiosa, en honor e invitando a todas las madres de familia que resultaron víctimas de la guerra por ceder a sus hijos para la milicia, esta celebración solo se realizó un par de veces. Fue hasta la primavera de 1907 al oeste de Virginia, cuando se reinstauró con nueva fuerza el Día de la Madre en Estados Unidos, siendo Ana Jarvis, ama de casa, quien comenzó una campaña a escala nacional para establecer un día dedicado íntegramente a las madres estadounidenses.

Ahora bien, en México, también nuestros antepasados celebraban la maternidad pero era con un contexto totalmente sacro. Esta celebración es una de las muchas características de las culturas mesoamericanas. Los aztecas rendían culto a la madre del dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que según era representada por la luna.

También los aztecas realizaban el ritual más representativo en esa época, rindiendo honor a Tonantzin «nuestra madre venerable» a mediados de la primavera, peregrinando desde distintos puntos del antiguo México. Este ritual de principio a fin era un acto de comunión cósmica y una ceremonia de reconocimiento a la propia madre.